Carnavales, el color y el calor de las calles
Coplas de carnaval se escuchan en cada esquina de Cajamarca. El color toma por asalto las calles. El carnaval ha llegado con su carga de alegría, festejo, música y originales disfraces.Nadie se salva de un baldazo de agua, de los tintes y un buen trago de chicha de jora. Una situación que se repite año tras año y que reviste especial interés para los cajamarquinos celebrarla a lo grande. Es su fiesta. Sería un insulto para ellos el no salir a las calles, guitarra en mano y visitar a su vecino para cantarle alguna ingeniosa copla. Es que en cada cajamarquino existe un coplista innato: Cuando bebo me emborracho / que hasta no sé qué hacer/ abrazo a una y a otra / creyendo que es mi mujer.
Tres días que transforman radicalmente la ciudad. Nadie se resiste al embrujo de la celebración, pues cada barrio tradicional como San Pedro, San Sebastián, San José y Pueblo Nuevo, dejan en libertad a sus Patrullas y Comparsas, compuestas íntegramente por gran cantidad de jóvenes entusiastas. Ellos tienen la festiva misión de visitar cada rincón de la ciudad, bailando, y mostrando la colorida originalidad de sus disfraces.
En las Patrullas y Comparsas siempre destaca el Clon, personaje cubierto de un enorme sombrero en forma de cucurucho, ropas anchas y llamativas y una careta hecha en base a alambre finamente tejido. Todos ellos, seguidores de Ño Carnavalón, serán personajes habituales en las calles. Los clones son quienes encabezan, junto a Ño Carnavalón, el gran corso del domingo, día central del carnaval.
Esta fecha la Plaza de Armas se convierte en un loquerío. Las Patrullas y Comparsas desfilan, bailando y cantando ante un jurado calificador que designará a la mejor de ellas. Además se elegirá el mejor disfraz de todo el certamen, el cual luego pasará a conformar una colección de los mejores trajes de carnavales a través de los años.
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